1 septiembre, 2003
Lo que parece una taberna de pintxos es un asador muy serio regido por el prestigioso Miguel Ansorena que se abastece de productos nobles y que se beneficia de la experiencia de su propietario. Es sabrosa la tortilla de bacalao, muy fina la morcilla de arroz a la parrilla con pimientos y suculentas las antxoas a la bermeana. La casa vuelve a triunfar con el bacalao frito o a la parrilla, sus níveos y gruesos
tacos son una delicia. Pero su mayor mérito se concreta en los asados a la parrilla, da igual que elija carne o pescado, los rapes rociados de una finísima emulsión de aceite de oliva, vinagre y ajos son un prodigio. La misma técnica se aplica a los txitxarros, lubinas y rodaballos. Aún así el gran acontecimiento es el txuletón, en el que Ansorena es un maestro, se abastece de gruesas cintas de vacuno mayor que deja madurar en cámaras entre tres y cuatro semanas, trocea las txuletas de 1 kg con un grosor de tres dedos, que primero templa cerca del fuego y luego embadurna con sal marinada mientras se asan para que creen costra y resulten jugosas, las sirven troceadas y se toman con pimientos del piquillo. (José Carlos Capel)