En Imanol somos optimistas por naturaleza.
En estos momentos empezamos a vislumbrar la luz al final de túnel. Parece que empezamos a superar una crisis que ha hecho estragos en la economía nacional, e Imanol, fiel a su filosofía de empresa ha procurado capearla observando una serie de “requisitos imprescindibles” de los que no queríamos apartarnos y no nos hemos apartado. A saber,
La crisis no podía…
Menguar la calidad de nuestra carta: y no lo ha hecho. Tenemos la fortuna de haber sabido seleccionar a los mejores proveedores para cada materia prima a lo largo y ancho de nuestra geografía (no hay más que leer el artículo anterior: «carnes gallegas”, cuando no las cultivamos nosotros mismos, como explicábamos en “Las judías verdes de Imanol Belaúnde”.
Agravar a nuestros clientes: a quienes por fidelidad, confianza y costumbre sentimos como amigos. Necesitábamos preservar su derecho a no ver reflejada la crisis en Imanol al hacer de nosotros su remanso de paz habitual a la hora de reponer fuerzas.
Hacernos dejar de soñar: todo lo contrario, nos ha permitido redoblar nuestros sueños encajando la realidad con naturalidad. Esto es, nos ha enseñado que en la crisis hay oportunidad. En nuestro caso ha sido haciéndonos perder el miedo a la internacionalización.
A pesar de la crisis hemos logrado:
Aumentar el número de Asadores: En Imanol comprendimos desde el primer momento que la manera de enfrentarse a un problema es encarándolo y cogiéndolo por los cuernos. Y eso hemos hecho. El resultado demuestra que el premio es para los valientes, si como tal se nos puede calificar al salir de la crisis habiendo incrementado el número de asadores.
Cuidar a nuestros empleados: Imanol es una gran familia, y como tal, no dudamos en apostar por hacer que todos los nuestros se sintieran seguros en tiempos de crisis. Y lo hemos logrado. Ha sido difícil y hemos tenido que pasar noches en vela “haciendo números” pero hemos respetado las condiciones laborales previas a la crisis de todos y cada uno de nuestros empleados.
Y de nuevo, la internacionalización…
No queremos dejar de celebrar precisamente este punto. Todos tendemos a no movernos del lugar en el que nos sentimos cómodos (algunos lo llamarían “zona de confort”), y no pensar en salir de España habría sido eso precisamente, pero no… Ya tenemos la mira puesta más allá de nuestras fronteras, y esto se lo debemos a amigos de orígenes tan dispares como Corea del Sur, el Canadá o Alemania, quienes a pesar de sus dispares paladares, a pesar de las diferencias entre sus gastronomías locales han sabido reconocer nuestro modelo de negocio, dicho sea de paso, acercándose a él, como primer paso: vía nuestros “pintxos”, en los cuales supieron diluir sus diferencias y coincidir en la gran oportunidad de negocio (y haber capeado la crisis con éxito es la mejor demostración) rentable y exportable a sus países de origen.
Con tal fin exportaremos nuestro modelo gastronómico para demostrar a nuestros futuros partners en “joint venture” (la alianza estratégica de toda la vida) que hacer equipo con nosotros es embarcarse en una apuesta ganadora precedida por nuestro sello de calidad y la confianza en una marca bien gestionada. Lograremos exportar un aspecto tan nuestro y tan reconocido en toda España como la gastronomía vasco-navarra.
Recalcamos “partners y joint venture”, esto es: socios que aporten capital y el conocimiento necesario de sus respectivos mercados domésticos y modo de acceso al mismo. Y lo recalcamos porque huimos de conceptos tales como “franquicias, concesiones, licencias y/o filiales” para perseverar en nuestro ánimo de velar por Imanol, su reputación y prestigio, la de sus empleados (dentro y fuera de España), compartir la propiedad; control del proyecto y objetivos con nuestro nuevo socio internacional y cómo no: la satisfacción del cliente final, sea en Madrid o en Seúl.
Así pues, gracias amigos, a los de toda la vida y a los nuevos hechos en los últimos tiempos por haber confiado en Imanol.
Para más información contacta con nosotros