Hoy os vamos a hablar de un producto estrella, como no podía ser menos tratándose del género que gustamos ofreceros en los Asador Imanol.
Un producto campeón para paladares campeones: ¡los vuestros!
Hace ya un año os hablamos de nuestra Txistorra Asador Imanol, (el blog del Asador Imanol: De pintxos y tapas cumplirá 2 años el próximo mes de junio, y parece que fue ayer cuando empezamos a darle forma…)… unas txistorras que hacen las delicias de nuestros comensales. Pues bien… cambiamos de producto, cambiamos de receta (en este caso: recetas) pero no cambiamos ni de fabricante ni de origen del mismo…
¡Nos vamos a San Sebastián, con la familia Olano!
No seremos nosotros quienes os descubramos las bondades culinarias del nicho gastronómico que supone esta región, ni mucho menos. Ni de sus materias primas ni, para qué negarlo, del nivel de su hostelería, famosa (merecidamente) en todo el mundo. Entre otras cosas porque no hacemos más que valorarlo y comentarlo desde el primer día: gastronomía vasco navarra en el corazón de Madrid…
Como os decíamos, vamos ver de dónde proviene uno de los platos, o mejor dicho “ingredientes” estrella de nuestra carta, (puesto que la servimos de diferentes maneras… frita y/o en revuelto): la morcilla de Beasaín, (o morcilla de verdura), cuya peculiaridad principal no es otra que haber eliminado el arroz a favor del puerro, cosa que suaviza, aligera y mejora la experiencia del consumidor al rebajar la consistencia del producto y mejorar su digestión aportando, de paso, ciertos matices dulzones propios del puerro.
La transparencia es la clave de la familia Olano, quienes no dudan en compartir los ingredientes de su morcilla de Beasaín (cebolla (50%); puerro (10%); manteca de cerdo (40%); sangre de cerdo, tripa de vacuno, sal y orégano) e incluso sus proporciones dentro de la receta. Esto connota confianza en si mismos y en su mano profesional que es la que sabrá darle los toque y matices necesarios para aunar esos ingredientes en un todo que es su receta única, artesanal e incomparable. Una receta heredada (no obstante está presente en la familia en las dos últimas generaciones) cuya única mejora, si cabe, es la de las materias primas con que la elaboran.
La fabrican ellos, en su carnicería de Beasaín, Guipuzoca. Ya lo decíamos, de manera tradicional, artesanal y a mano, por lo que el número de unidades es muy reducido (al no contar con una producción industrial) y solo la podremos encontrar en los mejores restaurantes de España, y entre ellos en los Asadores Imanol.
Nos encontramos pues ante un producto de primera, y nos remitimos a los hechos y a los datos para sostener semejante afirmación: la morcilla de Beasaín ha resultado ganadora en nueve ocasiones el concurso de morcillas de Beasaín, ahí es nada (con un promedio de quince o dieciséis participantes por edición (cuatro de ellos del propio Beasaín)).
Hemos dicho que es una receta tradicional, que la elaboración es artesanal y por tanto reducida y que la puedes catar en los mejores restaurantes… Pues bien, eso no es todo: esta morcilla hace las delicias de nuestros primeros gastrónomos y cocineros. Los Arzak; Martín Berasategui en incluso el paisano Arguiñano no han dudado en tirar de este manjar para reforzar las cartas de sus propios restaurantes, a modo de entrantes, guarniciones, platos únicos, sopas… No son pocas las alabanzas que esta morcilla de Beasaín ha recibido (y todas por mérito propio) de tan distinguidos personajes, unas veces enfundados en sus mandiles con el producto en los fogones, otras encumbrando a nuestra protagonista entregando galardones (y ha cosechado una buena ristra) a la familia Olano, los Reyes de la Morcilla de Beasaín…